¿Por qué estamos aquí?


Permítame el señor Sánchez Dragó (don Fernando) citar aquí unas palabras suyas de sus "Muertes paralelas" que ilustrará nuestra idea:

"Patulea formada por los oportunistas, estraperlistas, caraduras, hominicacos y pescadores de toda laya... (...) En ese zoo y madriguera de bípedos implumes e invertebrados es donde ahora buscan y cosechan votos suficientes para, desgobernándolo todo, gobernar el país los chiquilicuatres que en ello andan."

Por eso estamos aquí y renegamos de parecer elitistas pero, sencillamente, hemos llegado a un punto en el que estamos hartos de que los politarcas que rigen esta politarquía, los gurús que administran nuestra democracia, secuestren nuestro voto con mentiras y falsas promesas y conviertan este noble y antiguo país en un circo; que intenten engañarnos, mentirnos, manipularnos de las formas más infames, viles y groseras y que en la mayor parte de las ocasiones lo consigan con un pueblo adormecido por el opio del futbol y la telebasura, con la finalidad última no del bien común sino poder seguir esta casta social parasitando a costa de la mamancia de los presupuestos.

Y otra vez el Sr. Sánchez Dragó: "Envidia, odio, vulgaridad, incultura, parasitismo, limosnerismo, gorronería, gorrinería: eso es algo de lo que, entre otras muchas cosas la define."



jueves, 21 de enero de 2010

Iniciativas ciudadanas



Según el último censo, a 1 de enero de 2008 la población de Cataluña se fijaba en 7.364.070 habitantes, de los que 2/3 (4.909.380) habitan en la RMB (Región Metropolitana de Barcelona). 


En diciembre de 2009 el Parlamento de Cataluña aceptó a trámite una iniciativa ciudadana exigiendo una ley para la supresión de las corridas de toros o fiesta taurina, bajo el argumento principal de "crueldad" "sufrimiento animal" etc.. Esta respetable "iniciativa ciudadana" iba avalada mediante la recogida de 120 mil firmas, es decir, representativa de tan sólo un 1,62% de aquélla población (aproximadamente 3 ciudadanos de cada 200).


La gran pregunta que surge ahora, en los democráticos tiempos que vivimos, donde se respetan tanto los respetables derechos de las minorías (y no es raro que se ignoren los de las mayorías, ejemplos sobran) consiste en saber qué opina al respecto el 98,38% restante de la población ¿Se les va a oir o no conviene a determinados intereses?  ¿Habrá referendos como los organizados por los independentistas? ¿Y si el 51% estuviera favor de seguir manteniendo la "fiesta nacional" en la Comunidad Autónoma?


Si el peso de una tan exigua e irrelevante minoría vale tanto como para promover una iniciativa legislativa ¿por qué no hubo igual trato cuando más de un millón de firmas avalaron el endurecimiento de penas para violaciones con crimen o que los menores -a menudo con antecedentes y reincidentes- que cometen determinados crímenes (caso Sandra Palo, por ej.) no salgan tan "beneficiados" por la ley?


Quede ahí la cuestión con otra reflexión: si hay que movilizarse movilicémonos, por ejemplo, para pedir la supresión de los partidos de fútbol dado que favorecen un ambiente xenófobo (local o nacional, los "nuestros" frente a los "otros"), promueven o facilitan o son permisivos con grupos fascistas ultraviolentos, generan daños y violencia callejera contra bienes y personas -altercados que jamás han ocurrido tras una corrida de toros, dicho sea de paso-; y en último extremo generan una fuerte discriminación, tributaria, salarial -visto lo que ganan los jugadores a cambio de lo que hacen frente al tejido productivo de la nación- o en derechos, por el hecho de que a un jugador extranjero le bastan dos días escasos para obtener pasaporte español frente a los dos años de trámite de un extranjero que ha residido en España, durante otros dos años como mínimo (iberoamericanos) o 10 años el resto de residentes.


Movilicémonos contra los gobiernos que nos engañan, nos mienten, manipulan, extorsionan... movilicémonos contra una economía que mantine a casi cinco millones de parados que deben mantener a sus familias con la limosnita del desempleo y subsidios, mientras una indivídua como Leire Pajín cobra 22 mil euros mensuales, o que cargos públicos como presidentes de Diputación o alcaldes de determinadas ciudades obtengan mensualmente retribuciones de cinco dígitos, etc. 

Movilicémonos para que se exijan responsabiliades penales por el mal uso y mala administración del dinero público -el que se obtiene mediante todos nuestros impuestos de cualquier tipo.  

Movilicémonos en fin, mediante iniciativas ciudadanas, a ver si nuestros representantes nos hacen caso, para que la legislación impida estos abusos. Pero no tenenmos demasiadas esperanzas dado quienes serían sus destinatarios.

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