¿Por qué estamos aquí?


Permítame el señor Sánchez Dragó (don Fernando) citar aquí unas palabras suyas de sus "Muertes paralelas" que ilustrará nuestra idea:

"Patulea formada por los oportunistas, estraperlistas, caraduras, hominicacos y pescadores de toda laya... (...) En ese zoo y madriguera de bípedos implumes e invertebrados es donde ahora buscan y cosechan votos suficientes para, desgobernándolo todo, gobernar el país los chiquilicuatres que en ello andan."

Por eso estamos aquí y renegamos de parecer elitistas pero, sencillamente, hemos llegado a un punto en el que estamos hartos de que los politarcas que rigen esta politarquía, los gurús que administran nuestra democracia, secuestren nuestro voto con mentiras y falsas promesas y conviertan este noble y antiguo país en un circo; que intenten engañarnos, mentirnos, manipularnos de las formas más infames, viles y groseras y que en la mayor parte de las ocasiones lo consigan con un pueblo adormecido por el opio del futbol y la telebasura, con la finalidad última no del bien común sino poder seguir esta casta social parasitando a costa de la mamancia de los presupuestos.

Y otra vez el Sr. Sánchez Dragó: "Envidia, odio, vulgaridad, incultura, parasitismo, limosnerismo, gorronería, gorrinería: eso es algo de lo que, entre otras muchas cosas la define."



viernes, 5 de marzo de 2010

Las mayorías silenciosas

Bitácora: entrada 20100305

Sin palabras para describirlo. Me quedo sin palabras. Abochornado por una situación que causa estupor, sonrojo, vergüenza propia y ajena, indignación... Me refiero al falso debate auspiciado por los pontifices y gurús que administran -en mala hora-  nuestra duramente ganada democracia; esa en mi opinión nauseabunda casta de parásitos que a costa del erario público y otras prebendas autoconcedidas deciden sobre lo que hemos o no hemos de hacer, gustos, creencias, tradiciones inmemoriales.... lo que sea para arañar el voto donde y cuando sea oportuno (oportunismo, se llama) y perpetuarse en la poltrona presupuestaria. Eso sí, con cuestiones inanes e irrelevantes, corregidas, aumentadas y amplificadas la mayoría de las veces por los voceros que tienen en el no sin razón denominado "cuarto poder", es decir la prensa.

De modo y manera que con la que está cayendo en este país que se acerca a los cinco millones de parados, con escasísimas perspectivas no ya de salir sino de mejorar la crisis profunda, económica e institucional que nos azota a los españoles desde los últimos años de desgobierno, a estos inútiles politarcas digo, no se les ocurre otra cosa que ponerse a discutir sobre la oportunidad o no de eliminar de un plumazo la llamada -digámoslo así- "fiesta nacional" el reconocido "arte" de la tauromaquía, inmemorial, ancestral y con raigambre no solo en España, sino en Francia -por decir del entorno europeo- donde está plenamente reconocido, Portugal aunque con otra variante en su desarrollo, y por no extendernos México, Colombia o Venezuela... Aquí, estos listos vivillos, de tan gran "humanitarismo" que son capaces de mandar al paro y al hambre -total unos miles más ¿qué les importa?- a todos cuantos honradamente se ganan el sustento en torno a este espectáculo, no solo toreros, sino ganaderos, transportistas y los que hacen trabajos "menores" de apoyo y mantenimiento, con tal de evitar cruel trato a un animal que de no ser por este espectáculo haria siglos que estaría extinguido, que se cría, cuida y mima para que pasen por los ruedos solo unos cuantos ejemplares de las decenas de miles que hay. No se trata ni siquiera de modificar el espectáculo para hacerlo a la portuguesa, sin sangre, sino de eliminarlo directamente. 

Por supuesto que estos altruistas padres patrios -que ni tan siquiera han pensado en las inmensas cantidades de dinero que se recaudan con no escasa frecuencia para fines benéficos en festivales taurinos, que de tra forma no se conseguirían, ni creo que lo pusieran de la saca de la que obtienen sus emolumentos, ni ellos ni los detractores-  deberían, ya puestos a tan elevadas labores en defensa de la dignidad de los animales más admirados, venerados, sacralizados me atrevería a decir, pensar en lo siguiente y les invito a reflexionar: 

¿Se han parado a pensar en qué condiciones van al matadero, cerdos, ovejas, vacas... si sí, vacas y terneros del mismo género y especie que el toro de lidia. Van hacinados en camiones abiertos por los costados, entre sus orines y excrementos, aterrorizados, expuestos a las adversidades climatológicas sin protección. La mayoría llegan enfermos de frío y terror a ¿dónde? ¡al matadero! ¡a millares a diario! donde son ejecutados de forma cruel, entre descargas eléctricas y puntillas a veces no muy eficientes. No se salvan ni las crías: cerditos recien nacidos (lechoncitos), corderitos y ovejitas (lechales y lechazos) y terneros (vacuno de menos de dos años) para ser -ya puestos a dramatizar- canibalizados. 

Yo invitaria asimismo a estos padres de la patria catalana tan preocupados por el bienestar animal a que visitaran una granja avícola donde se hacinan miles de aves, repito hacinan amontonadas en filas interminables, prácticamente inmovilizadas, con los picos y espolones cortados para que no se agredan, con luz artificial las 24 horas para que pongan y pongan y pongan huevos y cuando terminen su periodo fértil ¡al exterminio! ¿Hay diferencia con los campos de concentración? Pocas en la forma y muchas, pues son peores en su planteamiento. 

¿Es todo esto menos supuestamente cruel que matar, luchando ambos por su vida, hombre y animal, a unos pocos cientos de toros en determinadas y concretas temporadas y ocasiones? Pues suprímase entonces y también toda esta actividad por el bien animal y envíese al paro a otras pocas decenas de miles de personas, criadores, matarifes, carniceros, transportistas, vendedores... Así que no seamos hipócritas y dejemos las cosas como están, sigamos comiendo chuletitas y solomillos y déjennos disfrutar del espectáculo a quienes no nos molesta o vemos daño mayor que, al fin y al cabo no se obliga a nadie a ser vegariano por ley. 

Y puestos a defender argumentos contra la crueldad y violencia fijémosnos en la exaltación de la violencia y la xenofobia que se ve en un partido de fútbol. ¿Cuantas corridas de toros han terminado con cargas policiales por la violencia callejera con daños a personas y bienes, quema de vehículos y mobiliario público desatada por los hinchas? ¡Ninguna!

Ironías y sarcasmos aparte, no se nos olvide ni perdamos de vista algo fundamental para el oportunismo politico del planteamiento. El pretexto que ponen los salvapatrias catalanes es que se trata de una iniciativa no del Parlamento, no, Dios les libre de emprender por si solos tales inaneces; necesitan una justificación que les respalde, en este caso acoger y dar cauce a una "iniciativa popular", una petición avalada por 180 mil firmas, es decir alrededor de un 2% del total de los en torno a 7.5 millones de personas que constituyen la población censada y empadronada en Cataluña. Pero como siempre sucede, serán y son los activistas militantes, fuertemente motivados e ideologizados, los talibanes y muyahiddines quienes alboroten, cacareen, movilicen y hagan creer que hay un fuerte movimiento -a favor o en contra, de acogida o rechazo- a algo que al resto de la sociedad les trae al fresco y se la lleva al pairo. Pero como los 7 millones trescientas mil personas restantes no dirán nada, y esta es la verdadera cuestión, y no harán valer sus derechos, gustos y preferencias, que es la ley de la democracia, los otros se saldrán con la suya y legalmente, con las armas de la democracia, ya que no encontraron oposición en la mayoría. Y no es un asunto de "Cataluña" es un asunto de todos los españoles, que tambien tenemos derecho a decidir sobre lo que nos afecta en la totalidad del territorio español (por ahora, si Dios no lo remedia, perdonen los laicistas).

Sobre esto mismo y abundando en la idea de las movilizaciones minoritarias y sus logros ante el silencio de la mayoría, que ve así pisoteados sus derechos y vulnerado el principio democrático de que ante el conflicto de intereses, prima y vence la mayoría, quiero mencionar algo que está tambien sucediendo en estos días: algunos elementos ultralaicistas militantes ponene el grito en el cielo y quieren que se legisle definitivamente sobre la presencia de simbolos religiosos en lugares públicos, por ejemplo escuelas y colegios, prohibiéndolos. Les molesta ver públicamente expuestos los elementos de nuestra tradición, cultura y moral multisecular y milenaria -la suya- de la que reniegan. Estando así las cosas el diario el País pone en marcha una encuesta donde se pregunta literalmente ¿está ud de acuerdo con la presencia de simbolos religiosos en las escuelas? Pues bien, el resultado era un abrumador 89% a favor y solo y únicamente un exiguo 11% en contra. Pues bien, son estas minorías las que quieren imponernos el trágala. Y las mayorías callan. ¿Será por eso que se llaman "mayorías silenciosas"?